Tradicionalmente, se ha asociado la pintura con la bidimensionalidad. Pero, ¿y si os digo que se puede imprimir un efecto tridimensional a la misma? No me refiero a lograrlo a nivel representativo y cromático mediante triquiñuelas como la perspectiva, el sombreado, el “sfumato”, etc… Me refiero a darle cuerpo y volumen materiales a la tela.

Para ello, se pueden emplear diversos productos: 

El gesso. Este producto suele usarse para imprimar la tela y darle una pátina de color (generalmente blanco o negro). Sin embargo, también puede mezclarse con, por ejemplo, polvo de mármol, gravilla o tierra para aglutinarlas. De este, adquiere mayor consistencia.  

La pasta de modelar. Este producto es, quizá, el más adecuado para dar volumen a un cuadro. Se puede mezclar directamente con color o pintar encima una vez esté seco.

El látex. Al igual que el gesso, puede mezclarse con diversos materiales, para los que hace de adherente.

La piedra pómez o sus derivados (mortero piedra, tierras texturizadas, etc…). Pasta extra espesa de resina y piedra pómez natural para crear volúmenes y texturas.

 

Con el auge del modelismo, algunos de estos productos, como la piedra pómez, las imitaciones de tierras o las aguas tranquilas, han ayudado a dotar de realismo a muchas maquetas.

   
Se pueden aplicar de diversas formas. La más típicas son las espátulas (de metal o silicona) con distintos cabezales y tamaños.

Para ir terminando, adjuntamos un  tablero, realizado por los compañeros de @bacobellasartes, en el que se muestra cómo quedan las diferentes texturas mezcladas con gesso. Os recomendamos visitar su publicación de Instagram al respecto para examinar los detalles de la imagen.